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"Los nombres de Rimbaud, Picasso, Chaplin, Alban Berg y otros habían
sido tachados con un trazo muy fino, como si fueran
demasiado obvios para citarlos."



Y es que cuando algo es demasiado obvio,
lo sano es obviarlo,
fingirnos ciegos y sordos;
fingirnos mas tontdos de lo que realmente somos:
y obviar lo obvio
(aunque suene reiterativamente reiterativo)
aunque suene tan obvio
que nos tiente -a su vez- obviarlo también.
lo malo
(lo complicado,
lo que a veces resulta hasta sórdido)
es decidir qué es lo obvio
y hasta qué punto es sano obviarlo;
y hasta que punto es sano desahogarnos
-aunque lo malo de los desahogos
es que siempre
(o casi siempre)
rozan la mala educación,
y ahí echamos de menos la obviedad
y el saber
dónde está la línea que separa cada cosa,
esa línea que probablemente cambia
depende del día,
de la hora,
y de a quién vayas a preguntarle...

es obvio.