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"la Maga olía a algas frescas, arrancadas al último vaivén del mar.
A la ola misma."
 
 
 
Y es el miedo
(tal vez pánico)
a conocer alguna vez las respuestas
de las preguntas nunca dichas
(jamás murmuradas ni en voz baja)
ni pronunciadas en sueños
(ni tan siquiera pensadas)
esas preguntas que te rondan
(que te bailan alrededor)
esas preguntas que acallas
(porque hay cosas que no se deben de formular
ni el abstracto de los pensamientos)
podrían romper futuros,
llevarse todas las dichas venideras
secuestrar los sueños
y arrasar los recuerdos
que atesoramos en el cofre de los deseos que se nos cumplieron
y dejar a cambio una desesperanza templada
y un vacío en los ojos
que rasgue todo futuro placer
con retazos de respuestas
grabadas a fuego en la conciencia
que nos impida volver a sonreír de verdad
(volver a llorar sin amargura)
llevándose lo que hubo y lo que habrá
a una tierra de nunca jamás
mas cerca del infierno
que de ese cielo que a veces creo que podría rozar con los dedos...
 
 
 
Qué silencio tu piel, qué abismos donde ruedan
dados de esmeralda, cínifes y fénices y cráteres...